¡Ratones salvavidas! Los ratones reaniman a sus congéneres estirándoles de la lengua… y tiene una razón neurológica

Este, es de los artículos que me emocionan y entusiasman a partes iguales.

¿Qué harías tú si, una tarde, paseando por la calle te encuentras a alguien tirado en el suelo? Irías a ayudarle, ¿verdad? Comprobarías si realmente necesita ayuda, si está consciente, y, si es preciso y sabes cómo hacerlo, incluso intentarías reanimarlo para hacer que vuelva en sí. Eso es, en parte, lo que nos define como sociedad.

Pues resulta que no somos los únicos en hacerlo, y que los ratones hacen exactamente lo mismo si encuentran a otro de sus compañeros desvanecido. Se acercan a ellos, los huelen, los revisan, y cuando se dan cuenta de que necesitan ayuda, los intentan reanimar. ¡De locos!

Las conductas prosociales son aquellas que fortalecen la cohesión social y el bienestar colectivo, y que son esenciales para la supervivencia. Se manifiestan tanto en humanos como en roedores mediante acciones como ayudar y consolar. Dentro de estas acciones encontramos el socorrer a un congénere que necesita ayuda. Agárrate. En un estudio reciente se encontró que los ratones realizan “tongue dragging” –tirar de la lengua de sus compañeros– cuando se encuentran frente a uno que han perdido el conocimiento, para intentar reanimarlo. Esto ya se conocía, lo que no se sabía es que este comportamiento tiene una base neurológica que ha sido descrita, y que este tirón activa un circuito neuronal que facilita la reanimación del sujeto, y es que se ha demostrado que incluso en estados de anestesia, los estímulos adecuados pueden inducir el despertar.  

Este estudio publicado en Science les da la razón

Según el artículo Rescue-like behavior in a bystander mouse toward anesthetized conspecifics promotes arousal via a tongue-brain connection, publicado en Science Advances por Peng Cao et al., los investigadores observaron que ratones despiertos realizan este comportamiento prosocial al interactuar con compañeros anestesiados. Concretamente:

Los ratones son animales con una estructura social compleja y desarrollada
  • Acción de arrastrar la lengua: Los ratones utilizan sus dientes para agarrar y arrastrar la lengua del compañero anestesiado. Este acto, muy diferente a otros comportamientos como el aseo o el olfateo, se asocia claramente con una intención de “rescate”.
  • Efecto reanimador: La interacción mediante el arrastre de lengua provoca una rápida activación del cerebro del ratón anestesiado, acelerando su recuperación de la anestesia. Es decir, este contacto físico activa una vía neural que impulsa el despertar.
  • Circuito neural específico: Se identificó un circuito que conecta directamente la lengua con neuronas de distintas partes del cerebro y del tallo cerebral, y la activación de esta ruta es crucial para el efecto de reanimación.
  • Diferencias de género: Aunque ambos sexos exhiben este comportamiento, se observó que las hembras realizan menos “tongue dragging” cuando el compañero anestesiado es un desconocido, lo que sugiere una modulación basada en la familiaridad.

Vale, pero… ¿Cuál es la relación entre estirar la lengua y la reanimación?

El estudio revela que el acto de arrastrar la lengua no es simplemente un gesto social, sino que actúa como un potente estímulo sensorial. Este contacto físico activa directamente circuitos en el cerebro que están vinculados a la vigilia y el despertar.

En términos sencillos, cuando el ratón en estado anestesiado recibe el “toque” de la lengua del compañero, se desencadena una señal que viaja desde la lengua, pasa por neuronas específicas en el núcleo mesencefálico del nervio trigémino y finalmente llega al locus coeruleus. Esta activación provoca la liberación de noradrenalina, lo que acelera la recuperación del estado de alerta.

¿Cómo se realizó el estudio?

Para que podamos entender cómo se llegaron a estas conclusiones, os resumo los puntos principales que metodología han empleado:

  • Se usaron varias líneas de ratones, como C57, con edades comprendidas entre 8 y 12 semanas. Cepas que, por cierto, no se caracterizan por ser dóciles, más bien al contrario.
  • Los animales se alojaron en grupos en un ambiente controlado (temperatura de 23° a 25°C, 50% de humedad, ciclo luz/oscuridad de 12 horas) y se les ofreció comida y agua ad libitum.
  • Prueba en campo abierto: Se colocaba un ratón en una caja de 50 x 50 x 40 cm y, en el centro, se introducía un ratón anestesiado. Se registraban parámetros como la cantidad de veces que el ratón ingresaba al área central, el tiempo total en ella y la distancia recorrida.
  • Prueba de comportamiento bajo anestesia:
    • Para saber si realmente estos “tirones de lengua” ayudaban a despertar a los ratones, se medían los tiempos de pérdida y recuperación de la consciencia tras la anestesia.
    • Se utilizaban dos tipos de anestesia: isoflurano (para pruebas de corta duración) y cloral hidratado (para pruebas de larga duración).
  • Prueba del comportamiento de rescate:
    • Los ratones “bystanders” se colocaban en una pequeña caja de 25 x 25 x 25 cm, y se introducía un ratón anestesiado en el centro.
    • Durante 15 minutos se grababan las interacciones. Se observaba y cuantificaba con software especializado la frecuencia y duración del “tongue dragging”.
    • Se notó claramente que cuando el ratón bystander arrastraba la lengua del compañero, éste mostraba signos evidentes de despertar, como movimientos de las patas y temblores corporales.

En resumen, mediante una combinación de pruebas conductuales, técnicas de grabación de alta precisión y análisis quimiogenético, los investigadores lograron desentrañar la conexión entre el arrastre de lengua y la reanimación en ratones. Este minucioso enfoque experimental permitió identificar el circuito neuronal subyacente y demostrar su papel crucial en el comportamiento prosocial.

¿Hay otras especies que también rescaten a sus congéneres?

Pues, que sepamos (y eso ya es un gran pero), no hay muchas más especies que hagan lo mismo. Se han documentado ejemplos de jabalíes rescatando a congéneres que han quedado atrapados en trampas, de ratas que también lo hacen, y que incluso cuando les dan a elegir que jaula abrir, si la que tiene atrapado a su compañero u otra que contiene chocolate, abren las dos para luego compartir el alimento. Incluso se han registrado este tipo de comportamientos en hormigas, que intentan rescatar a compañeras semi enterradas. Abajo os dejo los vídeos para que lo veáis con vuestros propios ojos, pero advierto que alguno puede resultar un poco angustioso.

Como veis, todos estos ejemplos se han visto en especies altamente sociales, y es que tiene sentido que estos comportamientos se desarrollen en especies que realmente le van a sacar provecho. Sin embargo, yo creo que nuestro ejemplo de los ratones va más allá, puesto que no se limita a ‘resolver rompecabezas’ para abrir las jaulas, si no que implica reconocer inicialmente que el compañero está vivo y necesita ser rescatado (que si se mueve es muy fácil, pero si está inconsciente ya es otra historia), y posteriormente saber qué hacer para reanimarlo. No tengo ni idea de cómo lo saben, pero lo saben.

Imágenes y timelapse de jabalíes abriendo la jaula donde están sus congéneres. Imágenes del trabajo de Masilkova, M. et al, 2021.
Una rata, consiguiendo abrir la jaula donde está su compañero. Imágenes extraídas del trabajo de Inbal Ben-Ami Bartal et al, 2011.
Un grupo de hormigas intentando liberar a otra semi enterrada. Imágenes extraídas del trabajo de Nowbahari, E. et al, 2009.

Los ratones tienen mucho que enseñarnos

Conclusión número 1: los animales son una pasada.

Conclusión número 2: aún tenemos mucho que aprender de ellos, y muchas curas de humildad por recibir.

Porque no, no somos la única especie social que, por ejemplo, se ríe, que tiene comportamientos complejos como el juego, el duelo por la muerte de un ser cercano, o impulsos de rescatar a alguien que lo necesita, como acabamos de ver. Y lo mejor de todo es que no nos basamos en vídeos random de internet para justificarlo, si no que lo hacemos con estudios científicos, diseñados precisamente para conseguir esa información de la forma más objetiva posible.

Sigamos con la mente abierta.

¡Nos vemos en la próxima!

Bibliografía

  • Inbal Ben-Ami Bartal et al., Empathy and Pro-Social Behavior in Rats. Science 334, 1427-1430 (2011). DOI: 10.1126/science.1210789
  • Masilkova, M., Ježek, M., Silovský, V. et al. Observation of rescue behaviour in wild boar (Sus scrofa). Sci Rep 11, 16217 (2021). https://doi.org/10.1038/s41598-021-95682-4
  • Nowbahari E, Scohier A, Durand J-L, Hollis KL (2009) Ants, Cataglyphis cursor, Use Precisely Directed Rescue Behavior to Free Entrapped Relatives. PLoS ONE 4(8): e6573. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0006573
  • Peng Cao et al., Rescue-like behavior in a bystander mouse toward anesthetized conspecifics promotes arousal via a tongue-brain connection. Sci. Adv.11, eadq3874 (2025). DOI: 10.1126/sciadv.adq3874

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *